La normativa barreras arquitectónicas es bastante conocida en la actualidad porque regula la obligación de todos los vecinos de un mismo edificio de acometer reformas para garantizar la accesibilidad si existe algún discapacitado o persona con movilidad reducida que lo promueva. Sin embargo, no es tan notorio que la ley incluye también a las zonas comunes. Es decir, no se limita a la posibilidad de entrar o salir de manera independiente de su propia vivienda. Por esa razón, en caso de que alguno de los residentes decidiese reclamar la mejora de los accesos al jardín, patio o piscina comunitaria, tendría bastantes posibilidades de obtener lo que solicita.
Los límites del gasto en la normativa barreras arquitectónicas en las zonas comunes
Al igual que ocurre en el caso más habitual de la instalación de un ascensor o de un salvaescaleras, la normativa barreras arquitectónicas aplica idénticos límites en cualquier tipo de obra o reforma pensada para garantizar la accesibilidad como derecho. Es decir, si en tu edificio tú o cualquier otro vecino solicitase la posibilidad de hacer accesible cualquiera de las zonas comunes, toda la comunidad debe abonar su parte. Las partes de cada cual se calculan en base a la propiedad de la que dispone. Sin embargo, sí que existe un límite monetario que se aplica.
En la norma se recoge que como máximo, aquellos vecinos que no promoviesen la obra en cuestión, tendrán que abonar el total de 12 mensualidades de la cuota de la comunidad. De superarse esa suma, debería ser la persona o personas interesadas las que aportasen el resto para llevar a cabo la reforma. Por tanto, si estás en una situación parecida, debes saber que tienes derecho. Y, por supuesto, que la comunidad no puede negarse.
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